jueves, 16 de junio de 2011

Soria, cuna de la cerveza 1.600 años antes que los alemanes



Por la mañana, muy temprano, como siempre en mis viajes de vacaciones, me levanté con el alba en el horizonte y el cenit celeste obscuro y ya sin estrellas. El horizonte, era el divisado desde la mesetilla que soporta mimosa el pueblo querido de Menendez Pidal. Diriase que mece, más que soporta.
Claro. Es Medinaceli. Merodeé por entre las casas de piedra; oteé desde el mirador de su arco romano, el único arco romano que tiene tres arcos, y vi la cruz con pedestal escalonado al fondo, a la derecha. Y salvando la vaguada y sobre otra alargada colina, varias construcciones seguramente de ganados ausentes de por vida, con las tapias caídas y desmochadas. También las salinas más lejos, más al fondo del valle.
Luego, fui acariciando con la mirada, las murallas que descansan sobre mullido césped y desde allí, se divisa un evocadora ermita que no trata de disimular su época de alumbramiento con un aparente porte románico a primera vista, si no que revindica su perfecto estilo renacimiento. Un porte arrogante dentro de un mensaje humilde rodeado por un pretil ondulante que le da apariencia de retén de rebaños.
Interiormente, duerme el abandono junto a algún apero de labranza tan unidos a las ermitas de los campos castellanos. Tiene una bombilla que da soporte a un plato de porcelana; verde por fuera, blanco por dentro. Digo verde porque creo que de muy niño los he visto en alguna parte, en alguna calle o quizás en mi casa, porque este, no podía definir por el polvo que lo cubría. No creo que la bombilla diera luz alguna. Me extrañó este abandono, esta desidia de esta joya solitaria.
Un poco más abajo hay una fuente, quizás un abrevadero antes o conjuntamente y en la pared, un azulejo con frases escritas. Frases unidas que formaban una pequeña composición loando la belleza espiritual de esta villa.
He llegado a una amplia explanada flaqueada por una hilera de casas bajas a mi derecha según miro el castillo, que tiene una puerta pequeña y maciza, enmarcada por pilastras de uniformes sillares y coronada por dovelas formando un arco de medio punto. No se puede entrar, y no porque haya que pedir llave o sea propiedad muy privada e inexpugnable, si no porque tiene horario. Bueno, dos. Uno fijo y otro alterno y es debido a que en su interior, vive un cementerio.
Sabré que es un cementerio porque, siguiendo los paredones del castillo por bucólico sendero en donde se aprovechan troncos para hacerlos útiles como asientos y bancos, todo ajardinado al libre albedrio de la sabia naturaleza, me encaramo como puedo a la tapia y veo el no menos bucólico cementerio.
Saliendo del poético paseo, llego, ya dentro de nuevo en la amplia explanada, a un tablero grande resguardado por tejadillo de madera en donde se expone información de la zona, y es allí donde me entero de una noticia inesperada y al tiempo, me indica un nuevo lugar en donde esparcir mi inagotable curiosidad excursionista.
El lugar es Ambrona, en donde se hallaron los huesos fósiles de algún elefante prehistórico – no es un mamut – endémico de la zona. Pero aparte de la exposición de huesos hay una sala a unos veinte metros que, me dice el guía, contiene el resto fosil de animal prehistórico en unas condiciones únicas en Europa ( vaya con Soria ). Y puede ser. Es el esqueleto completo de uno de esos elefantes pero que permanece en el suelo tal y como se lo encontraron. Es decir; que no se ha tocado de la postura en que murió el animal y tan solo se ha escarbado alrededor de la osamenta para que se aprecie parte de su entera estructura. Impresionante.
Luego, mirando por los campos repletos de trigo en tonos aun muy verdes, a una extraña ruina que no supe deducir si eran hornos, castillo, puentes raros, lei en mi mente ( recordé ) el otro anuncio que había en el retablo anunciante de rutas y sitios interesantes. Allá, por la pradera de césped, frente al castillo de la serena muerte.



Unos 2.400 años antes del suceso que dio paso al cristianismo, por aquí cerca, unos celtas, tan españoles como los mismísimos iberos, les dio por fabricar cerveza unos 5.000 años más tarde que sus congéneres mesopotámicos que se sabe montaron donde la biblia pone el Edén, entre el Eufrates y el Tigris, factorías cerveceras y panificadors. Parece ser que los palestinos llevaban ya 10.000 años dándole a las cañas.
Los mismos celtas llevaron el invento cientos de años más tarde a Francia, Belgica e Inglaterra.
Pero lo chocante es que a los alemanes, el refrescante manjar liquido, les llegó nada menos que, 800 años más tarde.



miércoles, 15 de junio de 2011

En busca del dios Airón


Pila románica en la iglesia de Solera de Gabaldón


 Ayer me fui a ver un sitio que ya conocía, pero algo no vi con el detenimiento debido: La iglesia de Valeria.
Cuando estuve allí la vi muy por encima porque cerraban. Y pienso volver de nuevo otra vez, porque aquí hay misterio. Sitios de esos que  vienen en las guías de soslayo y sin profundizar, pero que, a los que disfrutamos con sacar a relucir los entresijos de los porqué de las cosas sucedidas y por tanto el porqué de las conductas actuales, despierta en nosotros una curiosidad emocionante. 
En este pueblo apacible, vivo y bonito ( entra dentro del ranking de posibilidades de los lugares a donde me iria a vivir ), hay algo de eso que llamamos magia cuando nos referimos a creencias ancestrales y solamente explicables a la invención de estas por seres superiores en cuanto al desarrollo de la mente. A los comienzos del sometimiento y de la esclavitud de la razón.
Cuando voy aproximandome  a Solera de Gabaldón, diviso un gran edificio negruzco destacando sobre el blanco del caserio que, pese a no poseer una elevada torre, destaca sin apabullar entre los tejados. En una pequeña plazoleta con una fuente que parece el revoco de una antigua de estilo gótico, aparco el coche y me encamino hacia el edificio por una corta calle que me lleva a una amplia plaza comparandola con la extensión del pueblo. Me deleita su visión, con casas de doble piso por un flanco, y bajas por los otros dos. El tercer lado del cuadrángulo estaba ocupado por el exento edificio de la iglesia.
Dado mi carácter comunicativo por el que saludo y entablo conversación con quien me place si me interesa, me hice amigable de Perpétuo ( poseedor de la llave de la iglesia ), Simón y Manolo y gracias a esto vi esta iglesia de 1743 de buena factura, pero que guarda una joya incógnita y que  con emoción y entusiasmo me ensañaron. Es una pila bautismal que pienso es de estilo románico.
Tiene unos agujeros sin atravesar el grosor de la pila equidistantes perfectamente unos de otros que dan la impresión de haber sido efectuados para el transporte ensartando unos ganchos. Deshecho esta posibilidad y pienso en que algunos cristales coloreados adornaban esta pieza.
Pasados dos pueblecitos más, todos ellos con encanto y con orígenes revueltos pero bastante definidos y antiquísimos, llego a Valeria. Un bonita plaza con un lateral enteramente porticado por arcos de medio punto,  la fachada lateral de la iglesia y casas e hileras de armoniosas casa manchegas, cierran el cuadrado recinto.
El influjo posiblemente telúrico, empezaría a hacer mella en mi ánimo perceptible a emisiones que no son captadas por la gran mayoría de seres. Hace seis mil años, algo parecido les debió pasar a cierto oriundos de la zona. Cuatro mil años después, romanos atraídos por algo que ellos mismos desconocían el motivo, edificaron casas de lujo asomando al precipicio que vierte al bello y profundo meandro del rio Gritos. Balnearios fastuosos. Fiestas esplendorosas en el palacio, que a más que seguro, fue de los más lujosos del imperio.

lunes, 13 de junio de 2011

Plañideros con botas

                                                                       No sé quien es



Dispongo de tiempo, de mucho tiempo de ese que se llama libre y que yo lo llamo tiempo liberal y me he acostumbrado a placer de todas las cosas que hago aunque sean rutinarias o pérdidas de esa libertad, como es el preparar la comida, ir al cuarto de baño, ducharse, vestirse e incluso dormir.
Si. El dormir resulta placentero cuando lo haces cuando te viene en gana, sin horarios, sin tener prisa para levantarte. Es delicioso el tumbarte en la cama viendo la televisión o una película desde el ordenador a través del cable HDMI ( es primordial sentirse cómodo ) y notar que los ojos comienzan a cerrarse y un sopor entra en tu cerebro y piensas que no hay prisa por nada, que no dependes de un horario y te dejas llevar por la embriagodora modorra.
Es dellicioso depertarse y que al abrir los ojos y ver la luz del dia y mirar el reloj viendo que son las nueve, no sabes si es de la mañana o es de la tarde.
Pero de ese placer hablaré otro dia. Queria decir con esto que, hasta el futbol me gusta, a mi, que no sabia que Cristiano y Mouriño son  del Madrid, ni que Guardiola ( director famoso de teatro ) es entrenador del Bacelona. Pero ahora me gusta y veo con placer hasta partidos de segunda, de subdiecisiete, al Shalke de Raul, al Manchester y al Liverpool ( ¿volverá Benitez? ).
Y entiendo de tácticas y las veo y se cuando hacen falta de verdad y cuando es un burdo y cobarde cuento. Y ahora recuerdo de nuevo cuando siendo bastante joven, veia futbol inglés rara vez y me quedaba extasiado, sorprendido, extrañado. Jugaban sin parar con entradas en donde a veces el jugador volaba por los aires por el ímpetu de las entradas, pero nunca iban a golpear al adversario y esto hacia que el juego fuera dinámico, continuo, sin faltas, sin que el pitido del árbrito sonara apenas. Cuando caian se levantaban de nuevo sin pedir  explicaciones estúpidas al árbrito. Un juego viril. Y sigue siendo así.
Pero en el futbol español ( que desde luego es el más técnico de Europa ), de los noventa minutos que dura un partido, casi cincuenta está parado y si no, echar un dia la cuenta. Los árbritos ven falta en donde limpiamente quitan un balón y por la inercia y sin causar daño ni haber mala intención, pitan falta, sacan tarjeta y mina la agresividad deportiva por temor a ser expulsados los jugadores amonestados.
Pero peor todavia y es lo que está sucediendo con la teatralidad de estos mismos jugadores que, ni han sido tocados por el adversario y se tiran al suelo con las manos en la cara y gestos histriónicos o, peor todavia, echandose mano al lugar en que ni remotamente y de forma imaginaria, le hubieran dado el golpe. Jugadores que de pronto y lejos de la jugada se dejan caer revolcandose sobre el cesped cual perro alegre y adolescente.
Los árbritos deberian darse cuenta de que les toman el pelo ( lo saben en realidad ), pero no se atreven a sacar una tarjeta color infierno y mandarlos al idem del vestuario. Esto es un vicio, un vicio que se transmite y viendo que hay maestros en la élite y que nunca son sancionados, pues nada; a copiar y así, poco a poco se cargan el espectáculo...del futbol, porque sin duda a este paso, en vez de ir a ver futbol, iremos a ver comedia de llorones. Un concurso de plañideros con botas.

Lamentable pero lógica pérdida




Una gran pérdida aunque lógica debido a su edad. Ochena y ocho años, pero hay quien le supera en diez y no hace más que fastidiar, sacar lo peor que lleva dentro y, lamentablemente, hacer sacar lo malo de los demás que - menos mal - lo devuelven solamente a ella.
Porque es lamentable, pero no desgarrador de vestiduras, ni mucho menos, porque así es la vida y la vida empieza a morir cuando nacemos, que mueran personas que han hecho por la sociedad tantos esfuerzos beneficiosos. Que nos han enseñado y hasta modificado sin saberlo, nuestros pensamientos. Que han influido de forma benigna en nuestras vidas y nunca en forma odiosa ni enmarañada con la envidia, la rabia y el enemiguismo.
Este hombre puede que sea bastante incógnito a mucha gente, pero esta gente que, aunque no le haya oído nombrar nunca, ha sido beneficiado de su obra tangible y efectiva.

Jorge Semprún
(Madrid, 1923 Paris 2011). Político, escritor y cineasta en lenguas de española y francesa. En 1939 se exilió en Francia. Colaboró con la Resistencia desde 1941 y fue internado en el campo de concentración de Buchenwald entre 1943 y 1945. Afiliado al Partido Comunista de España en 1952, desde 1954 fue miembro del comité central y desde 1956 del ejecutivo, hasta su expulsión por disidencias ideológicas (1965).
Desde entonces fijó su residencia en Francia y se dedicó a la literatura: El largo viaje (1963, premio Formentor), La segunda muerte de Ramón Mercader (1969, premio Fémina), Aquel domingo (1980), La algarabía (1981), La montaña blanca (1986) y Nechaiev ha vuelto (1987) son algunas de sus obras en francés, centradas en su memoria histórica como activista político de izquierda.
En castellano ha escrito su autobiografía novelada, Autobiografía de Federico Sánchez (premio Planeta de 1977). También ha escrito varios guiones cinematográficos (Z y La confesión, Costa-Gavras, La guerra ha terminado, A. Resnais; El atentado, Y. Boisset; y Las rutas del sur, J. Losey) y el de su propia película sobre la guerra civil española, Las dos memorias (1973).

En 1988 fue nombrado ministro de Cultura en el gabinete de Felipe González, cargo que ocupó hasta 1991. En 1993 publicó Federico Sánchez se despide de ustedes, en 1995 La escritura a la vida, que evoca su paso por el campo de refugiados de Buchenwald y en 1998 Adiós luz de veranos.
En 1994 recibió el premio de la Paz de la Feria del Libro de Frankfurt y en 1996 fue elegido miembro de la Academia Goncourt. En 1997 fue galardonado con el premio Jerusalén de Literatura y en 1999 con el premio Nonino.

sábado, 11 de junio de 2011

Si no molestas, eres bueno.

Cuando alguien tiene una grave enfermedad o muere, por más perversa y maligna que haya sido esa persona, pasa a ser todo un dechado de virtudes. Es lógico; como sabemos que ya no va a molestar poco cuesta ser falso hasta la saciedad.
Esta gran película tiene un final inesperado, pero solamente una persona sabe la realidad sobre Rebeca. El descubrimiento de que tiene una enfermedad límite en el tiempo, la lleva a maquinar una acción en que su marido, ante una provocación ya irresistible, no tendria otro remedio que asesinarla.