miércoles, 7 de agosto de 2013

Desde Valdelinares a Miravete de la Sierra

En el mundo existen tantas bellezas y maravillas artificiales y naturales como seres humanos existen sobre la superficie de la tierra. Con lo cual quiero decir que, la sensibilidad  del hombre varía sensiblemente de uno a otro aunque a la vista de un tercer observador no lo parezca. Porque a alguien le puede gustar y extasiarse ante el "Autorretrato con guantes" de Durero en el Prado y ver como una docena de otros observadores, exteriorizan el mismo entusiasmo. Idénticas expresiones de admiración decoran sus rostros.
Pero si por medio de algún método electrónico conectáramos sus terminales emocionales cerebrales  y mediante gráficas se representan en una pantalla, veríamos que aquellas nunca coincidirán formando una única sola linea sino que, permanecerían  distantes unas de otras aunque en ocasiones y por más o menos espacio de tiempo, lo hagan.  Siete mil millones de seres humanos poblamos la tierra.


                   Durero. "Autorretrato con guantes blancos", Museo del Prado. 1498 con 26 años 


La ruta de los monumentos desapercibidos.( Para luego seguir con otros que saltan a la vista ).

Nos desviamos en la autovia Mudejar ( la que nos lleva de Valencia a Zaragoza ) hacia Rubielos de Mora, Linares de Mora y Valdelinares, pueblos estos que bien merecen ser visitados  y saboreados pero con tiempo. 
     







                                                               Linares de Mora


Entre Valdelinares y Sollavientos existen dos monumentos no catalogados y que no sé sus nombres pero que, al menos  para mi , lo son debido a una armonía que subyuga, sobre todo las que yo denomino "las casitas"y que no sé si se deben al mismo o constructor ni se hicieron al mismo tiempo.

La ermita lo fue en su época, pero abandonada seguramente en la época de Mendizabal, fue ocupada o comprada por gente de campo. Pude hacer a través de una ventana alguna foto interior.

                                                            "Casitas"en Marzo
                                                            "Casitas" en Junio







                                                                        La ermita


El puerto de Sollavientos (nombre inquietante donde los haya), nombre dado por un pueblo del mismo nombre antes de llegar a este,  fue perdiendo poco a poco su aspecto aterrador desde lejos asi como su peligrosa circulación debido a las constantes retoques y reformas de sus curvas pegadas como lapas a sus verticales paredones. Son lugares para detenerse y respirarlos.
Pasamos por el acojedor Allepuz y seguimos hacia nuestra derecha por un paisaje que fue posesión de los Templarios; desertíco, seco, decorado a la izquierda por laderas formadas a base de extraños estratos dignos tanto de estudio como de extasiarnos sumergidos en tiempos remotos que nos hacen reflexionar qué atractivo poder les llevaba a comprar aquellas tierras a tan determinantes caballeros.Y por fin, atravesada tan inmensa y sobrecogedora soledad, por una típica rambla del maestrazgo. Su ribera está jalonada por bosquetes de bellas y coloridas como no hay otras en parte alguna, de las famosas viboreras.y, poco antes de llegar a Villarroya de los Pinares, (pueblo cuya iglesia gótica quiso transformar en catedral el cardenal Peña cuyo cuerpo descansa en ella y que es conjunto historico artístico ), encontramos un cartel de carretera anunciando una población: Miravete de la Sierra. Todo parece una broma, un olvido o un tremendo error, pues parece que se trata de un camino imaginario  que se va a estrellar contra los paredones rocosos que forman una hoz del rio Guadalope o precipitarse a su cauce que corre adivinado por alli abajo brumoso y encañonado.
Pero no. La carreterilla se abre paso apretadamente entre dos verticales rocas. El camino corre a veces paralelo al profundo cauce del rio, por las alturas, por donde hay que dejar el coche ocupando la mitad de la cazada y asomarse al borde si queremos ver el fondo de la rivera. El corto recorrido nos lleva a una insólita vista de un diminuto pueblecito medieval. Un bello puente nos deja en una plaza con ayuntamiento rencentista con arcadas. A la izquierda la iglesia con un claustro exterior y autentico pasadizo del siglo XV- XVI cubierto por bella y artística bóveda.
Hay que recorrer sus dos o tres callejas y subir a la antigua era con sus antiguos pajares que la rodean a modo de muralla protejiendola de las alturas y observar las cercanas montañas con sus extraños juegos de estratos. Tiene 42 habitantes, dicen y se puede comer en un lugar que no rompe demasiado con el entorno. También un en cualquier rinconada de este inigualable lugar, se puede saborear un bocadillo de jamón. Este, de Villarroya del que tiene fama y abundantes comercios en donde lo expenden y el pan, no sé de donde.
Dependiendo de la sensibilidad antes descrita, el viaje puede acabar durmiendo en alguna "posada" de Villarroya, cenando en alguno de sus pintorescos restaurantes. Para algunos, será necesario no sólo regresar, si no repetir más de una vez. Siempre descubriremos algo nuevo o quizás pensemos que, algo nuevo, pero antiguo, como guardado en el tiempo, ha brotado de nuevo desde el pasado.













                                                          Miravete de la Sierra