miércoles, 15 de junio de 2011

En busca del dios Airón


Pila románica en la iglesia de Solera de Gabaldón


 Ayer me fui a ver un sitio que ya conocía, pero algo no vi con el detenimiento debido: La iglesia de Valeria.
Cuando estuve allí la vi muy por encima porque cerraban. Y pienso volver de nuevo otra vez, porque aquí hay misterio. Sitios de esos que  vienen en las guías de soslayo y sin profundizar, pero que, a los que disfrutamos con sacar a relucir los entresijos de los porqué de las cosas sucedidas y por tanto el porqué de las conductas actuales, despierta en nosotros una curiosidad emocionante. 
En este pueblo apacible, vivo y bonito ( entra dentro del ranking de posibilidades de los lugares a donde me iria a vivir ), hay algo de eso que llamamos magia cuando nos referimos a creencias ancestrales y solamente explicables a la invención de estas por seres superiores en cuanto al desarrollo de la mente. A los comienzos del sometimiento y de la esclavitud de la razón.
Cuando voy aproximandome  a Solera de Gabaldón, diviso un gran edificio negruzco destacando sobre el blanco del caserio que, pese a no poseer una elevada torre, destaca sin apabullar entre los tejados. En una pequeña plazoleta con una fuente que parece el revoco de una antigua de estilo gótico, aparco el coche y me encamino hacia el edificio por una corta calle que me lleva a una amplia plaza comparandola con la extensión del pueblo. Me deleita su visión, con casas de doble piso por un flanco, y bajas por los otros dos. El tercer lado del cuadrángulo estaba ocupado por el exento edificio de la iglesia.
Dado mi carácter comunicativo por el que saludo y entablo conversación con quien me place si me interesa, me hice amigable de Perpétuo ( poseedor de la llave de la iglesia ), Simón y Manolo y gracias a esto vi esta iglesia de 1743 de buena factura, pero que guarda una joya incógnita y que  con emoción y entusiasmo me ensañaron. Es una pila bautismal que pienso es de estilo románico.
Tiene unos agujeros sin atravesar el grosor de la pila equidistantes perfectamente unos de otros que dan la impresión de haber sido efectuados para el transporte ensartando unos ganchos. Deshecho esta posibilidad y pienso en que algunos cristales coloreados adornaban esta pieza.
Pasados dos pueblecitos más, todos ellos con encanto y con orígenes revueltos pero bastante definidos y antiquísimos, llego a Valeria. Un bonita plaza con un lateral enteramente porticado por arcos de medio punto,  la fachada lateral de la iglesia y casas e hileras de armoniosas casa manchegas, cierran el cuadrado recinto.
El influjo posiblemente telúrico, empezaría a hacer mella en mi ánimo perceptible a emisiones que no son captadas por la gran mayoría de seres. Hace seis mil años, algo parecido les debió pasar a cierto oriundos de la zona. Cuatro mil años después, romanos atraídos por algo que ellos mismos desconocían el motivo, edificaron casas de lujo asomando al precipicio que vierte al bello y profundo meandro del rio Gritos. Balnearios fastuosos. Fiestas esplendorosas en el palacio, que a más que seguro, fue de los más lujosos del imperio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario