lunes, 13 de junio de 2011

Plañideros con botas

                                                                       No sé quien es



Dispongo de tiempo, de mucho tiempo de ese que se llama libre y que yo lo llamo tiempo liberal y me he acostumbrado a placer de todas las cosas que hago aunque sean rutinarias o pérdidas de esa libertad, como es el preparar la comida, ir al cuarto de baño, ducharse, vestirse e incluso dormir.
Si. El dormir resulta placentero cuando lo haces cuando te viene en gana, sin horarios, sin tener prisa para levantarte. Es delicioso el tumbarte en la cama viendo la televisión o una película desde el ordenador a través del cable HDMI ( es primordial sentirse cómodo ) y notar que los ojos comienzan a cerrarse y un sopor entra en tu cerebro y piensas que no hay prisa por nada, que no dependes de un horario y te dejas llevar por la embriagodora modorra.
Es dellicioso depertarse y que al abrir los ojos y ver la luz del dia y mirar el reloj viendo que son las nueve, no sabes si es de la mañana o es de la tarde.
Pero de ese placer hablaré otro dia. Queria decir con esto que, hasta el futbol me gusta, a mi, que no sabia que Cristiano y Mouriño son  del Madrid, ni que Guardiola ( director famoso de teatro ) es entrenador del Bacelona. Pero ahora me gusta y veo con placer hasta partidos de segunda, de subdiecisiete, al Shalke de Raul, al Manchester y al Liverpool ( ¿volverá Benitez? ).
Y entiendo de tácticas y las veo y se cuando hacen falta de verdad y cuando es un burdo y cobarde cuento. Y ahora recuerdo de nuevo cuando siendo bastante joven, veia futbol inglés rara vez y me quedaba extasiado, sorprendido, extrañado. Jugaban sin parar con entradas en donde a veces el jugador volaba por los aires por el ímpetu de las entradas, pero nunca iban a golpear al adversario y esto hacia que el juego fuera dinámico, continuo, sin faltas, sin que el pitido del árbrito sonara apenas. Cuando caian se levantaban de nuevo sin pedir  explicaciones estúpidas al árbrito. Un juego viril. Y sigue siendo así.
Pero en el futbol español ( que desde luego es el más técnico de Europa ), de los noventa minutos que dura un partido, casi cincuenta está parado y si no, echar un dia la cuenta. Los árbritos ven falta en donde limpiamente quitan un balón y por la inercia y sin causar daño ni haber mala intención, pitan falta, sacan tarjeta y mina la agresividad deportiva por temor a ser expulsados los jugadores amonestados.
Pero peor todavia y es lo que está sucediendo con la teatralidad de estos mismos jugadores que, ni han sido tocados por el adversario y se tiran al suelo con las manos en la cara y gestos histriónicos o, peor todavia, echandose mano al lugar en que ni remotamente y de forma imaginaria, le hubieran dado el golpe. Jugadores que de pronto y lejos de la jugada se dejan caer revolcandose sobre el cesped cual perro alegre y adolescente.
Los árbritos deberian darse cuenta de que les toman el pelo ( lo saben en realidad ), pero no se atreven a sacar una tarjeta color infierno y mandarlos al idem del vestuario. Esto es un vicio, un vicio que se transmite y viendo que hay maestros en la élite y que nunca son sancionados, pues nada; a copiar y así, poco a poco se cargan el espectáculo...del futbol, porque sin duda a este paso, en vez de ir a ver futbol, iremos a ver comedia de llorones. Un concurso de plañideros con botas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario