Otoño, erizos y una gatita.

...en muchas ocasiones tenemos tan cerca las cosas y las personas que, pensando que no es posible que la belleza la tengamos tan a mano, nos aventuramos en largos viajes. Pero estos largos viajes son los que nos hacen disfrutar, luego, de estas cercanías que nos suponen como nuevos, emocionantes y sorprendentes descubrimientos.
Viajar, viajar...

Por tierras de Guadalajara

...Sin embargo, los más o menos 40 km que separan Riaza de Majaelrayo a través de la Reserva Nacional de Sonsaz son espectaculares, sobre todo, en la extensa zona en la que afloran los estratos volcados como si de una alineación de cientos hojas de sierra de todos los tamaños se tratara. Estamos en el Puerto de la Quesera al que se llega tras ascender 29 km, a unos aproximadamente 1.800metros. Sus crestas, afiladas por la acción erosiva del viento y del agua, forman callejones con paredes de diferentes alturas; desde simples prominencias de escasos centímetros, hasta muros que, según descienden por las laderas de las montañas, pueden alcanzar muy bien los 200 metros de caida libre en muchos casos.
Riaza, pueblo segoviano desde donde arranca la ruta, tiene en sus casas balcones de hierro forjado que antaño bien pudieron ser de madera.
En Alcocer, domina majestuosa la llamada catedral de la Alcarria, bello ejemplar gótico que aguanta pese a no tener, aparentemente, excesivo cuidado .

Catedral de Lérida

Jinetes de los rayos luminosos.

Se me ha venido a la mente una imagen o, mejor dicho, una imaginación que viene de imagen, porque la imaginación siempre es plástica sea lo que sea lo que se piense. Por ejemplo; pensemos en el odio. Cuando uno piensa en este sentimiento , ¿ qué ve en la pantalla pensante que desea ver reflejada la sensación?. No se queda en blanco  como si fuera la pantalla de un cine, sino que aparecen imágenes varias que pueden estar mezcladas y confusas, pero siempre imágenes y cuanto más nos concentremos en el odio, más imágenes aparecen de forma abigarrada y mezcladas. Hablo del odio anónimo, del odio como sentimiento impersonal y no plasmado en alguien.

Pero resulta que, si queremos imaginar el amor también de forma impersonal, simplemente como sentimiento y aunque lo tengamos albergado en nuestro espíritu, la imaginación aparece decorada con las mismas imágenes .

Si amamos u odiamos alguien y pensamos en amor o en odio, es cuando pueden aparecer en nuestra mente imágenes algo más nítidas. Más, y ahí viene otra cuestión; ¿Podemos amar u odiar sin haber visto al sujeto en cuestión, ya sea cosa, persona o animal?. Ciertamente que sí, pero será amor u odio hacia una imagen del objeto en cuestión hecha a nuestro antojo, a nuestra conveniencia; para servir a nuestra satisfacción. Siempre influido por esos raras emisiones magnéticas que existen y circulan por el aire o quizás y seguro, también por el vacio.

 Porque son jinetes de los rayos luminosos.