sábado, 1 de octubre de 2011

Jinetes de los rayos luminosos.



Se me ha venido a la mente una imagen o, mejor dicho, una imaginación que viene de imagen, porque la imaginación siempre es plástica sea lo que sea lo que se piense. Por ejemplo; pensemos en el odio. Cuando uno piensa en este sentimiento , ¿ qué ve en la pantalla pensante que desea ver reflejada la sensación?. No se queda en blanco  como si fuera la pantalla de un cine, sino que aparecen imágenes varias que pueden estar mezcladas y confusas, pero siempre imágenes y cuanto más nos concentremos en el odio, más imágenes aparecen de forma abigarrada y mezcladas. Hablo del odio anónimo, del odio como sentimiento impersonal y no plasmado en alguien.
Pero resulta que, si queremos imaginar el amor también de forma impersonal, simplemente como sentimiento y aunque lo tengamos albergado en nuestro espíritu, la imaginación aparece decorada con las mismas imágenes .
Si amamos u odiamos alguien y pensamos en amor o en odio, es cuando pueden aparecer en nuestra mente imágenes algo más nítidas. Más, y ahí viene otra cuestión; ¿Podemos amar u odiar sin haber visto al sujeto en cuestión, ya sea cosa, persona o animal?. Ciertamente que sí, pero será amor u odio hacia una imagen del objeto en cuestión hecha a nuestro antojo, a nuestra conveniencia; para servir a nuestra satisfacción. Siempre influido por esos raras emisiones magnéticas que existen y circulan por el aire o quizás y seguro, también por el vacio.
 Porque son jinetes de los rayos luminosos.



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