jueves, 29 de septiembre de 2011

Sacrificios, tradiciones, toros.


Una amiga, desconocedora aun de mis posicionamientos respecto a la sociedad humana, me escribe diciéndome que me lo estaré pasando muy bien en las fiestas de mi pueblo. En estas fiestas matan toros y becerros de forma despiadada  y realmente es algo que me produce tajantemente, asco.
Me responde que,  ella era admiradora del arte con que ciertos pintores habían plasmado  las escenas taurinas y que pensaba eran tradiciones sin más, pero que, tras mis palabras, reflexionaba un poco sobre la verdadera transcendencia sobre el comportamiento humano que tales acciones comportaba. No sólo de los ejecutores activos, si no de los espectadores y apoyadores .
Siempre hablan los defensores de esta bestialidad sobre la antigua tradición y ante esta absurda teoría hay que contraponer que, el ser humano desde que lo es y fue desarrollando un cerebro, fue desarrollando una conciencia que le hacía distinguir poco a poco lo que era bueno y lo que causaba disgusto y dolor para el semejante. De este modo fue desterrando tradiciones dolorosas tanto para la víctima como para el observador que poco a poco se empatizaba con ella.
No hace tantos años aun se torturaba a los reos y sospechosos y hasta hoy en día sabemos que se sigue haciendo y el gesto de casi toda la humanidad es de desprecio y repulsión hacia esta costumbre. Costumbre que podemos llamar… ¿ tradición?.
El sacrificio humano no es solamente patrimonio de culturas ajenas a las europeas y que tenemos siempre como referentes en las antiguas americanas. La imaginación siempre se nos va hacia ese Moctezuma o sacerdotes incas con sus cuchillos apuntando al cuerpo tendido de un joven masculino o femenino en un ritual siempre iniciático y nunca formando parte de una ejecución. Años y años se siguió con esta “tradición” hasta que se vio abolida por “inhumana” y cruel.
Hace escasos años, las corridas de toros y demás festejos populares en donde entran a formar parte estos bóvidos, los veíamos casi todos como algo normal, como algo intrínseco al carácter español  y al exportado desde que los españoles llegaron a esas Américas. Pero el avanzar de la cultura y la concienciación, nos ha llevado a muchos a ver claramente como estos actos son verdaderas torturas y ensañamientos con animales criados ex profeso a ello. Yo no sé si compararlos a las peleas de perros y gallos .
Por tanto, veo una excusa ridícula mantener estas deleznables fiestas alegando que son tradiciones, pues como bien es sabido por quienes tienen un mínimo de cultura o de curiosidad por saber del devenir y transcurrir de la historia, que muchas costumbres que se convirtieron en tradición, han sido abolidas por atentar de forma directa e insultante a la esencia de un ser humano que se tiene por superior a los animales por tener mayor inteligencia.
Cosa esta, un poco discutible.

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