domingo, 25 de septiembre de 2011

El origen del lenguaje ( J.J Rousseau y yo )


El ser humano, gracias a su evolución razonadora, de su cerebro cognoscitivo y reflexivo, es capaz de generar palabras cortas y largas con combinaciones infinitas capaces de nombrar cualquier objeto, pensamiento, sentimiento o emoción. E incluso llamar a cada uno de esos sujetos de maneras, también, infinitas. Pero para evitar ese abigarramiento se imponen reglas académicas y en cada idioma los objetos son denominados de una forma, dos o tres, a lo sumo.
La posibilidad de llamar a los objetos que nos rodean es tan infinita que, la prueba tangible, la tenemos en la inmensidad de idiomas y dialectos que corren por el planeta. Siempre habrán palabras para definir cualquier objeto nuevo que aparezca a la vista humana.
Pero, ¿ qué ocurre con los sentimientos?. Cuando el ser humano empieza a distinguir cosas que le rodean con sonidos identificativos es más fácil que hacerlo con un sentimiento. ¿ Cómo llamar a una sensación que nos hacer palpitar más rápido el corazón y erizarse el vello del cuerpo al ver por primera vez un rayo y a continuación el estrépito de un trueno?. Saldría, sin duda, un estertor, una especie de rugido o aspaviento que luego asociarían con este fenómeno atmosférico. Por eso ahí está la duda :¿ Qué surgió antes?. ¿ Las palabras designando objetos o fenómenos naturales directamente o bien poniéndole nombres tras haber sentido la emoción ¿.
Sin duda, el estupor y el miedo que produjeron en los primeros homínidos capaces de articular sonidos, fueron el impulsor del lenguaje. Tuvieron necesidad de comunicar sus miedos a otros seres para prevenirles e incluso, de esta manera, comenzó el hombre a inventarse las religiones.
Mucho se habla cuando se refiere al esoterismo, del lenguaje iniciático de los pájaros y de civilizaciones que entendían sus graznidos. La realidad es casi real, pues la esencia y principio del lenguaje humano se basa, en principio, en vocales y más tarde- pasarían miles de años- en silabas y este lenguaje, puesto que el ser humano nació cuando las aves vivan millones de años antes, lo aprendieron del sonido de los animales voladores.
Estas primeras sílabas tenían un sentido principalmente emocional; la relación palabra-concepto no se guiaba por una unión ideal, sino pasional.

J.J.Rousseau en su ensayo El origen del lenguaje, dice:

«Las primeras voces tienen su origen en las pasiones". Y luego:
”La invención del arte de comunicar nuestras ideas depende no tanto de los órganos que nos sirven para esta comunicación sino de una facultad inherente al hombre que le hace emplear sus órganos para ese uso, y que si careciera de ellos le haría emplear otros con el mismo fin. Dad al hombre una organización tan burda como queráis. Sin duda adquirirá menos ideas, pero con tal que tenga entre él y sus semejantes algún medio de comunicación por el cual uno pueda actuar y el otro sentir, llegarán a comunicarse la cantidad de ideas que posean.

Los animales tienen, para esta comunicación, una organización más que suficiente pero nunca hacen uso de ella, lo que me parece una diferencia muy característica. No me cabe la menor duda de que los animales que trabajan y viven en comunidad, los castores, las hormigas, las abejas, tienen una lengua natural para comunicarse entre sí. También hay motivo para creer que la lengua de los castores y la de las hormigas consisten en el gesto y hablan solamente a los ojos. Sea como fuere, dado que todas estas lenguas son naturales, no pueden ser adquiridas. Los animales que las hablan las poseen al nacer, todos las poseen y en todas partes es la misma; no la cambian ni hacen el más mínimo progreso. La lengua convencional sólo pertenece al hombre y por eso éste hace progresos, ya sea para bien o para mal, al contrario de los animales. Esta única distinción parece llevarnos lejos: algunos pretenden explicarla por la diferencia de los órganos. Siento curiosidad por conocer esta explicación".

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